Elemento

Patrimonio

CASA RIAZANA

La casa tradicional riazana es de dos plantas, habitualmente rectangulares (fachada estrecha y mucha profundidad, aunque también abundan las de planta cuadrada), dos pisos y encaramado o sobrado.
El amplio zaguán de la planta baja daba acceso a distintas dependencias que tenían que ver con la actividad de la familia: el horno y el despacho de pan, talleres de zapatería, sastrería, ... también al pajar, la leñera... Desde el citado zaguán también se accedía a la cuadra, que solía ser la dependencia más grande de la casa: en ella se podía encontrar gallinas, cabras, asnos, cerdos, etc sirviendo así mismo de improvisada letrina. Esta cuadra, a su vez, tenía otra puerta en la parte trasera que comunicaba con el corral, en el que a menudo se criaban distintos animales y donde existía una pequeña huerta con incluso árboles o arbustos frutales.
En la parte alta encontramos la sala y las alcobas o dormitorios, la despensa (siempre bajo llave) y la cocina, verdadero corazón de la casa. En ella se curaban las matanzas, se reunía la familia y se calentaba en los días de frío con el pequeño hogar (llar). La cocina posee también una gran campana cubierta de barro ennegrecida por el hollín.
La cámara (encaramado o sobrado) estaba destinada a almacén según las necesidades del propietario. En ocasiones, podía incluso existir un palomar



Los más ricos poseían viviendas propias. El resto vivía de alquiler a menudo compartiendo vivienda con otras familias.
Los muros de las casas son de cal y canto (en muy pocos casos) o barro y canto, dependiendo del poder económico del propietario. De ello también dependía que el suelo de la cuadra y del portal estuviera o no empedrado; que los remates de las esquinas fueran sillares o no; que el revoque de la fachada fuese cal o barro. Habitualmente, los muros del interior eran de adobes colocados en un entramado de madera y estaban cubiertos con una capa de barro blanqueada con cal. A menudo, las fachadas blanqueadas tenían un pequeño zócalo de entre 70 y 100 centímetros pintado de ocre, gris, azul añil, granate...
La madera es omnipresente en toda la construcción: la estructura de las casas, las tramas de los tabiques, las puertas, las ventanas, las escaleras, las barandillas, los balcones, los aleros, los entablados de las techumbres... Los más ricos incluso tenían suelos de madera. La puerta de entrada tiene entre 8 y 10 centímetros de espesor y podía ser de diferentes maneras: unas eran de una sola pieza, con un ventano en la parte superior que se habría al interior protegido con reja externa; otras eran de dos piezas, partidas horizontalmente, lo cual permitía abrir la de arriba, la de abajo, ninguna o las dos a la vez; el último modelo tenía un postigo en el centro para el paso de personas. Casi todas tenían un agujero en la parte inferior para aves y animales pequeños (gatera). Se cerraban con grandes cerrojos y trancos. Las ventanas, a veces, no tenían homogeneidad ni en su tamaño ni en su distribución, aunque era frecuente que las de abajo fueran más grandes. Los balcones y aleros eran muy salientes.
En ocasiones, el edificio estaba elevado del suelo unos 25- 30 centímetros para evitar la humedad, por lo que se había de salvar un escalón para entrar en la vivienda. Pero en ocasiones el edificio estaba por debajo del nivel de la calle, por mor del desnivel del terreno y había que descender unos cuantos peldaños.
Los tejados descienden a dos o más aguas, con la particular forma de poner las tejas (árabes) con la parte cóncava hacia arriba, uniéndose a las tablas con barro. En las divisorias de los tejados y en sus límites exteriores se colocaban las cobijas, filas de tejas con la parte cóncava hacia abajo tapando las primeras. Las tejas, así como las baldosas que cubrían el suelo de la cocina y los ladrillos aplanados y macizos con los que se levantaban las partes superiores de las chimeneas, eran de arcilla cocida para evitar incendios.
El hierro estaba reservado para los goznes, las cerraduras, la aldaba del portón, los cerrojos etc.
Las casas de la Plaza Mayor unen a todas estas características comunes la particularidad de poseer soportales apoyados en columnas de piedra o madera, que servían para abrigo de las gentes y como lugar donde comerciar los lunes de mercado (por privilegio del rey Fernando IV fechado en mayo de 1304) y los viernes (venta ambulante de frutas y hortalizas). En el techo de estos soportales, y sobre la puerta de cada casa, se instala un pequeño ventanillo que comunicaba el piso superior del edificio con la calle, para ver y escuchar a los transeúntes nocturnos y visitantes.
Como curiosidad citar que, de entre todas las casas que conforman el recinto de la Plaza Mayor, hubo una, la llamada de D. Pepito, que durante los años de la Guerra Civil fue Cuartel Local de Falange Española; a principios de los años cuarenta, sólo quedaba en pie la fachada (de un exultante barroco, ya que había pertenecido a una familia noble de la Villa) que se reprodujo tal cual era en la muestra del Pueblo Español de Barcelona (recordar en este punto que la citada muestra, en un principio, tan sólo iba a durar el tiempo que durase la Exposición Universal de Barcelona de 1929, pero su éxito hizo que llegara hasta nuestros días). Es en estos años cuando se levantó sobre el solar de la vieja mansión un nuevo edificio de una planta más de altura que hoy perdura.
En calle de la Iglesia destaca la presencia de dos de las casas más antiguas de la Villa: una de ellas, perteneciente antaño a la familia de los Sanz Merino, del siglo XVI, conserva en perfecto estado el escudo de la citada familia en su fachada y en su interior un oratorio barroco (siglo XVII). En la otra son aún visibles la mitra de un obispo natural de la Villa, fray Baltasar de los Reyes del Río Tapia y Serrano, que lo fue de Orense y que murió aquí, quedando sin tomar posesión del mismo cargo en Coria (Cáceres), y la inscripción que refiere el citado hecho

Colaboración de:
Juan Antonio Cerezo Estremera
con textos de su libro Historia de la Villa de Riaza
(desde sus orígenes hasta el siglo XVIII)
correcciones y aportaciones nuevas.