Elemento

Patrimonio

IGLESIA PARROQUIAL NUESTRA SEÑORA DEL MANTO

La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Manto queda actualmente situada en la porción de plaza más pequeña, en la parte trasera del Ayuntamiento.
Es un impresionante conjunto renacentista, fechado entre finales del siglo XV y mediados del siglo XVI con planta rectangular de cruz latina, ábside, dos capillas (anexionadas con posterioridad a la edificación del conjunto), torre campanario, sacristía y baptisterio. Posiblemente, y aunque no podemos confirmarlo taxativamente, en el mismo lugar existió con anterioridad una iglesia de corte románico, cuyos restos pasaron a formar parte de la actual

En el exterior, en la parte oeste, nos llama la atención la grandiosa torre campanario que, coronada por una balaustrada de piedra y flameros, alcanza 33 metros de altura (en su parte interior alberga parte de la Colección de Arte Sacro). La primera parte de la construcción, que apenas tiene huecos de iluminación pero que es la más grande, se construye con sillares hasta la mitad, para luego seguir la construcción, hasta lo más alto, con mampostería. En esta última parte ya se ven huecos más amplios, que iluminan el interior aunque escasamente. Es en 1739 cuando el obispo auxiliar de Segovia manda que se funda la campana grande de la iglesia, ya que se halla quebrada sin poder usarse y hacía gran falta. Pero la nueva campana volvió a salir defectuosa y tampoco se pudo hacer uso de ella. Así que en octubre de ese mismo año, el cura beneficiado decidió que, a pesar del elevado coste, se volviera a fundir nuevamente. El Ayuntamiento de la Villa, una vez más y a pesar del precario estado en el que ya se hallaban sus arcas, decidió aportar 440 reales para la ejecución de la campana, ya que consideraba que el funcionamiento de esta redundaba en beneficio de la comunidad (recordemos que los toques de campana han sido durante siglos la manera más eficaz de articular la vida de cualquier comunidad rural)

En la torre campanario de la iglesia existía desde el siglo XVII un reloj. En 1726 el relojero Martín de Lucas cobra 386 reales por el "aderezo y compo[si]zión" del reloj, que quedó montado, en perfecto funcionamiento y sin defecto alguno. Francisco "Zelor", maestro relojero francés, sería contratado en 1728 para arreglar la maquinaria que se hallaba descompuesta. En 1751 se sustituye la placa con los números de las horas por otra procedente de Talavera de la Reina (Toledo).
La planta de la iglesia es de cruz latina, con tres naves, de las cuales la central es la más ancha y la más alta. Cada una de las naves laterales posee su propio nombre: la de la Epístola, en la parte sur, por la cual se accede al interior, y la de Adviento, en la parte norte, que posee así mismo una puerta que se utiliza en contadas ocasiones.
A los pies de la nave central, en la parte oeste, se sitúa el coro que alberga parte de la Colección de Arte Sacro, así como una capilla que actualmente carece de uso litúrgico.


En la cabecera de esta nave se sitúa el altar mayor y en el lateral sur la sacristía; en el otro lateral está la capilla de Los Hidalgos. El altar queda pues orientado al este (hacia Roma, cabeza de la cristiandad) presidido por el Retablo Mayor, de manufactura barroca, traído a esta iglesia desde el monasterio jerónimo de Nuestra Señora de la Armedilla, en Cogeces del Monte (Valladolid) en 1823. Fechado hacia el primer tercio del siglo XVII, tiene ensamblaje manierista y pintura barroca. Su estructura, de madera y cubierta de pan de oro, es de tres cuerpos con tres calles separadas por columnas estriadas con capitel corintio en el cuerpo central, que está separado del superior por un entablamento con una cornisa bastante saliente. En el cuerpo o calle central aparece una hornacina, con arco de medio punto, en cuyo interior se halla una imagen bastante moderna de la patrona de la Iglesia, Nuestra Señora del Manto. Las pinturas pertenecen a la primera mitad del siglo XVII, y aunque su autor nos es desconocido, se piensa que puedan ser obra del maestro Diego Valentín Díaz que, por aquel entonces, trabajaba en la zona de Valladolid. Las escenas de los cuadros mayores representan distintos momentos de la vida de San Jerónimo, santo que gozó de gran devoción en el siglo XVI.

En la parte de arriba podemos encontrar tres pinturas tenebristas que representan, de izquierda a derecha, a San Jerónimo penitente, La última comunión de San Jerónimo, y cuando San Jerónimo es nombrado cardenal aunque, según se sabe, San Jerónimo fue nombrado cardenal a título póstumo, por lo que esta pintura no deja de ser una recreación (no hay que perder la perspectiva del autor para entender esta licencia histórica y pictórica: el retablo estaba concebido para formar parte de un monasterio jerónimo). Otros lienzos representan a San Jerónimo traduciendo la Biblia (abajo, en la calle de la derecha), a San Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo enseñando  (abajo, en la calle de la izquierda), y el Nacimiento de San Juan , en la calle de la izquierda, separando los lienzos mayores y La Anunciación , en la calle de la derecha separando así mismo los lienzos mayores. En la parte más baja o banco, se pueden contemplar otras pinturas que, de derecha a izquierda, representan a Santa Lucía , San Lorenzo , la Adoración a los Reyes Magos , San Juan Bautista , Santa Inés , San Pablo , San PedroSanta Catalina de Alejandría , San Juan Evangelista, la Adoración de los Pastores, San Esteban y Santa Águeda.


Destacar, así mismo, el sagrario de este altar mayor. De autor anónimo, está confeccionado en madera policromada y data del último cuarto del siglo XVI. Su estructura arquitectónica es de un solo cuerpo rematada por un entablamento, y organizada en tres calles separadas por columnas corintias. La planta dibuja el perfil mixtilíneo característico del estilo manierista, responsable de que las calles laterales se sitúen en curva. La decoración exterior presenta esculturas y relieves, completada por motivos decorativos policromados. En el relieve central de la puerta se representa la Coronación de la Virgen. En las calles laterales contemplamos a San Pablo (izquierda) y San Pedro (derecha), dentro de nichos. En el basamento hay tres relieves: la Adoración de los Pastores, la Visitación y la Huída de Egipto.

El interior es de metal dorado y con pinturas polícromas. En el techo, ligeramente abovedado, aparece el Espíritu Santo en forma de paloma. El fondo y los laterales lo constituyen temas de simbolismo eucarístico: Moisés salvado de las aguas (panel de la izquierda), el Encuentro de Abraham y Melquisedec (tabla del fondo), Elías alimentado por un ángel (panel de la derecha), y la Última Cena (en la parte interior de la puerta).

En la sacristía existe una impresionante cajonería de madera de nogal, barroca (siglo XVII).
Con posterioridad a la edificación de la iglesia se añaden dos capillas que a continuación describimos:

• Capilla de los Bernardo de Quirós,
También conocida como de Los Linajes o de Los Hidalgos. Añadida en el siglo XV, el año 1606 es de su fundación. Destaca la decoración renacentista visible en su cúpula , con jarrones y los símbolos de la Pasión (escalera, clavos, martillo), el cuerno de la abundancia del escudo heráldico y el angelote de la piedra clave del arco de medio punto. Está cerrada al paso con una verja de hierro forjado en la que se puede leer la palabra latina "pietas", ya que alberga la talla de La Piedad una hermosa escultura fechada en el siglo XVII. En madera policromada, es de autor desconocido (hay quien se la ha atribuido a Gregorio Fernández, el imaginero vallisoletano del barroco –siglo XVII-), aunque de notable calidad. Destacar la postura elegante y manierista del Cristo, y el realismo, sin violencias gestuales, en la expresión de dolor del rostro de la Virgen, "Mater Dolorosa". Las telas ocupan mucho espacio y, al ser elementos secundarios, dicen muy poco; el vestido de la Virgen, de amplios pliegues y muy envolvente, sirve de telón de fondo, contrasta con el cuerpo casi desnudo del Cristo y centra la atención en los rostros. La pintura, blanca y negra, matiza los efectos escultóricos, subrayando los detalles.
En la capilla también podemos contemplar la talla de la Virgen del Rosario que sale en procesión el Domingo de Resurrección.

 
• Capilla del Dulce Nombre de Jesús
A diferencia de la otra, es una capilla añadida al edificio en el siglo XVII, en cuya cúpula *(1) apoyada sobre pechinas existe una profusa decoración barroca, consistente en formas mixtilíneas (rectas y curvas) tan en boga en esa época artística. Pero lo que más llama la atención al visitante, aparte de lo acogedor del habitáculo, es su retablo de yesería, confeccionado ex profeso para la capilla al modo que, por aquel entonces, se estilaba en Valladolid.
En su arco polilobulado podemos encontrar los diferentes símbolos de la Pasión (escalera, martillo...) y, bajo este arco, la talla en madera policromada de un Crucificado, al que se conoce en Riaza como Dulce Nombre de Jesús. Es un imponente Cristo articulado posiblemente del siglo XV. Flanqueando al Cristo, y en unas pequeñas hornacinas a ambos lados del retablo, tenemos dos imágenes menores: San Antonio de Padua  a la derecha, y Santa Lucía .
, imagen esta recurrente en la iconografía de la zona, ya que podemos encontrarla en la parte baja del retablo del altar mayor, en un pequeño lienzo, y como una escultura en el santuario de Nuestra Señora de Hontanares.
En sendas repisas y en el lado izquierdo de la puerta de entrada a la Colección de Arte Sacro, podemos encontrar dos tallas (recientemente instaladas) que representan a Fernando III El Santo   y a Santa Isabel de Hungría.


Al fondo de la nave que se abre al sur, se sitúan sendos pasos de la Semana Santa: el Cristo Yacente   venerado en la villa como Cristo de la Cama (de la segunda mitad del siglo XVII) y la Virgen de la Soledad , articulada (en el momento que se la está cantando la Salve desde el balcón del Ayuntamiento, la noche de Viernes Santo a la terminación de la procesión del Silencio, aproxima su cabeza a sus manos, en las que porta la corona de espinas).