Como cada año, el 5 de febrero está marcado en el calendario de toda mujer riazana para la celebración de Santa Águeda; una fiesta muy arraigada entre todas sus paisanas que se lleva celebrando durante muchos años atrás y que, esperamos que se siga conservando durante muchos más.

Cuenta la leyenda que la santa fue mandada torturar por su propio padre, por rechazarle al no aceptar sus placeres. Debido a esto, sufrió vejaciones innumerables ordenadas por él mismo como ser enviada a un prostíbulo y torturada, incluso cortándole sus senos; fue arrojada sobre carbones al rojo vivo. Al año de su muerte, el volcán Etna entró en erupción y los habitantes de Catania (Italia) pidieron su intervención consiguiendo parar la lava a la entrada de la ciudad.

Es la patrona de Catania y de toda Sicilia, invocada para prevenir daños del fuego, rayos y volcanes Es recurrida en los males de pechos, en los partos y problemas con la lactancia, todos ellos males femeninos. También es la patrona de las enfermeras y la protectora de las mujeres.

Los orígenes de la fiesta están relacionados con la conquista del Alcázar de Segovia que supuso una serie de privilegios para este pueblo y sus mujeres, a las que se concedió el privilegio de mandar una vez al año. Su festividad es muy popular en muchos lugares de Castilla y León, sobre todo en Segovia y como tal, Riaza tiene la suya propia.

Una fiesta que se inicia el día anterior con la ronda en la casa de la futura "alcaldesa por un día" con todas las aguederas. El día 5 es el día clave para toda mujer en Riaza; donde ellas tienen el poder.

Ese mismo día se empieza con el simbólico traspaso del bastón del mando del alcalde a la mujer elegida como "alcaldesa", con sus correspondientes "mayordomas" y "corregidoras". Al finalizar este acto, se celebra una procesión y su misa, dedicada como no, a Santa Águeda. Tras todo esto, las mujeres se dirigen a la plaza mayor al son del dulzainero y el tamborilero con la santa a hombros mientras no cesan los bailes.

Con la entrada del mediodía, se reúnen todas ellas comiendo en uno de los restaurantes del pueblo para degustar uno de los platos típicos de la Villa de Riaza como es el cordero asado al horno de leña aderezado con una buena ensalada acompañando todo ello de un Ribera del Duero y de postre un dulce ponche segoviano. Durante la tarde, algunas juegan a las cartas terminando el día con la cena de fraternidad en la que se elegirá a la "alcaldesa" del año siguiente.

Es una tradición muy afianzada en Riaza esperando y deseando que no se pierda, así como que las nuevas generaciones continúen celebrándola para no dejar que se pierda en el olvido.

OFICINA DE TURISMO DE RIAZA